lunes, 27 de julio de 2009

sábado, 25 de julio de 2009

1 Mes...

Like a comet blazin’ cross the evening sky, gone too soon.
Like a rainbow fading in the twinkling of a eye, gone too soon.
Shiny and sparkly and splendidly bright here one day, gone one night.
Like the lost of sunlight on a cloudy afternoon, gone too soon.
Like a castle built upon a sandy beach, gone too soon.
Like a perfect flower that is just beyond your reach, gone too soon.
Born to amuse, to inspire, to delight, gone too soon.
Like a sunset dying whit the rising of the moon, gone too soon

FOREVER ♥

viernes, 24 de julio de 2009

and if you believe there's not a chance tonight. tonight, so bright. tonight...

Las nueve menos cuarto de la noche. Esa era la hora que marcaba el reloj cuando un taciturno Brendon Urie se acostaba a dormir, o al menos eso intentaba. Unas profundas y oscuras ojeras rodeaban sus ojos, mostrando que tenía días sin estar totalmente despierto y noches sin poder dormir; pero esa tarde su terapeuta le había recetado algunos medicamentos para tratar de mantenerse más tranquilo, entre ellos un somnífero que le permitiría dormir de una vez por todas. Tomó la pequeña píldora de un gramo que estaba sobre su mesa de noche y la tragó sólo con su saliva, dejándose caer sobre la suave colcha y rogando que el bromazepam no tardase demasiado viajando por sus venas para que se adormecieran rápidamente los nervios de su médula espinal y su corteza cerebral.

Los últimos días desde que había vuelto a Los Ángeles habían sido bastante difíciles para él, apenas había comido y hecho otras cosas para mantenerse vivo, gracias a sus compañeros de banda Jon y Spencer, porque si fuese por cuenta suya se hubiese dejado caer en brazos de la depresión y quien sabe si estuviese vivo en ese preciso momento. Ellos tampoco estaban del todo bien, pero por lo menos estaban mucho mejor que Brendon. Spencer era quien lo acompañaba la mayor parte del tiempo para que no estuviese solo y Jon era quien había buscado un psicólogo para que lo ayudara a superarlo… él hacía su mejor esfuerzo, pero la verdad es que no era fácil salir de ese hoyo donde estaba metido.

Su mente aún estaba estancada hacía varios días, en la ciudad de Nueva York, sólo interesada en una persona.

Se arropó con su cobija y cerró los ojos con fuerza, tratando de dormirse más rápido al tiempo que sus manos sujetaban con fuerza la almohada que se hallaba a su lado. Inconscientemente, la atrajo a sí y la abrazó, como si de otro cuerpo se tratara, y hundió su cabeza en ella e inhaló profundamente su inexistente aroma.

La transversal entre la calle cuatro y cinco de Nueva York se hallaba usualmente desierta, más aún a aquellas horas de la noche. Pero un concierto exclusivo de The Smashing Pumpkins no ocurría todos los días en Roseland, y entonces la calle se llenaba de los afortunados asistentes que abandonaban el recinto. Cientos de personas salían alegres mientras contaban sus sensaciones durante la presentación con sonrisas pintadas en sus labios, pero ninguna podía compararse en ningún parámetro a la de aquel chico alto y castaño que venía tomado de su mano.

—Gran show, ¿no? —le preguntó tímidamente.

—Sí, aunque no era necesario que hicieras que me dedicaran Tonight, tonight —dijo, y un adorable rubor adornó sus mejillas.

Time is never time at all —comenzó a cantarle en un susurro—.You can never ever leave without leaving a piece of youth… —y dejó un beso en su oreja, sintiendo como se estremecía—. Pareciera que todo comenzó ayer… Cuando te hice esa tarjeta de cumpleaños y olvidé firmarla y tú pensabas en que tus fans, las increíbles fans del increíble Ryan Ross, estaban cada vez más locas… ¿recuerdas?

—Por supuesto, ¿cómo olvidarlo? Sobre todo cuando me di cuenta de que el único de la banda del que no tenía regalo y pensé que no te importaba y no te quería hablar, y como dos semanas después fue que pensé «Rayos, ¡esa tarjeta era de Brendon!» y… —iba a seguir hablando, pero sus labios fueron tomados por sorpresa y por poco tiempo, para soltarlos repentinamente y quedarse mirándolo a pos ojos un momento hasta no poder aguantar la risa—…¡E hiciste eso mismo antes de pedirme que fuera tu novio!

—Parece mentira que ya haya pasado un año desde eso, cuando nunca antes pasé más de dos meses con alguien más.

Ya habían salido del callejón hasta la plaza del arco, donde se sentaron en uno de los bancos. Ryan le dirigió una mirada de complicidad y bromeando le dijo.

—¿Alguien más? ¿Entonces me quieres decir que no soy suficiente para ti, Brendon Urie?

—Por supuesto que no, para mí me basta y me sobra con mi Ryan "Sexy" Ross —respondió con una sonrisa burlona.

—¿Seguro? —dijo, en tono provocativo, arrimándose sobre su regazo.

—¿Te atreves a dudar de mí?

Recargó la espalda de Ryan en su brazo y acercó su rostro al de él, perdiéndose en la infinidad de sus ojos almendrados, el tierno tono rosáceo de sus mejillas y el reconfortante calor de su aliento.

We’ll crucify the insincere tonight… —cantó en un volumen muy bajo de forma involuntaria, la misma canción que Brendon le había susurrado hacía minutos, la misma que Billy Corgan había dicho «Y un idiota llamado Brendon quiere dedicársela a una diva llamada Ryan…» antes de cantarla en el concierto. Y de repente, se quedó callado.

—Anda, termínala… —lo animó Brendon, pero como lo esperaba, negó con la cabeza—. Vamos, hazlo por mí, y te prometo que no te hago cantar hasta el año próximo.

—Vamos, Brendon, en un año esa es una de las pocas promesas que has incumplido reiteadamente —dijo, con algo de socarronería, mordiéndose los labios—, además, sabes que no sirvo para cantar bien… menos para arruinar una canción que te queda tan bonita a ti…

—¡Vamos, Ry…! —siguió suplicando, haciendo su mejor cara de cachorrito desgraciado—. ¿Ni siquiera por mí? ¿Ni siquiera porque hoy es nuestro primer aniversario?

—Ay, Brendon… sabes que con esa cara lo consigues todo —dijo, avergonzado de su falta de voluntad y convicción—. Pero sólo si lo haces conmigo… comienza y yo te sigo…

We’ll make things right, well feel it all tonight… —cantó, en un susurro, con su melodiosa y afinada voz, y la otra voz un poco más grave de Ryan lo siguió—. We’ll find a way to offer up the night, tonight… the indescribable moments of your life, tonight… the impossible is possible tonight, tonight… —y Brendon dejó de cantar intencionalmente.

So believe in me ‘cause I believe in you… —siguió Ryan solo en la siguiente línea, y luego la voz de Brendon se le unió de nuevo—. Tonight… tonight, tonight… tonight… tonight.

Se miraron cara a cara por un momento, tratando de resistir ante el irresistible impulso de besarse, de forma suave y delicada, cuando el día de su aniversario como novios llegaba a su fin. Un año de alegrías, tristezas, risas, lágrimas, juegos, discusiones, drama y regocijo, pero más importante que todo, un año de estar uno junto al otro, de haber conseguido al fin su media naranja, de haber sentido que una parte de su alma volvía a su vida.

—No sé si ya te tengo atormentado con esto… pero te amo —dijo, revolviendo el castaño y ya desordenado cabello de Ryan.

—Yo también te amo —respondió, volviendo a tomar sus labios por un momento.

La gente que acacaba de salir del concierto comenzaba a agarrar camino para sus casas y la pequeña plaza, tenuemente iluminada por los faroles, se había vaciado casi en su totalidad, a excepción de ellos dos.

—¿No tienes frío? —preguntó Ryan, abrazándose a su pecho.

—No —dijo, atrapándolo entre sus brazos.

—Ya veo por qué estas tan caliente —se notaba cierta picardía en su tono de voz—. Deberíamos irnos, si es que aún es nuestro aniversario, para darte mi sorpresa de la noche… —dijo, escapando de aquel abrazo y levantándose.

—¿Sorpresa? ¿O sea que me has engañado, Ryan Ross? —se levantó rápidamente del banco.

—¿De verdad creíste que lo iba a olvidar? Eso fue sólo para hacerme el sorprendido… Mejor te apuras, no querrás llegar tarde y perderte lo mejor de la noche —dijo, con gesto seductor y arqueando una de sus cejas.

—Pequeño pervertido, no podría esperar menos de ti —dijo Brendon, intentando atraparlo, pero el castaño lo esquivó hábilmente—. ¿Una carrera hasta el hotel?

Ryan, divertido, se encogió de hombros y acto seguido comenzó a correr hacia la calle, seguido de su novio, quien por más que intentaba no podía alcanzarlo gracias a las largas piernas de aquel castaño. Sin embargo, corría risueño y víctima de la emoción. Aquel definitivamente era el mejor día de su vida, y estaba a punto de ponerse mejor. Ryan siguió de largo en la calle que llevaba más adelante al teatro Broadway, y él pensó rápido y no lo siguió, sino que recordó que había un callejón que salía justo después del teatro. Con gesto triunfante, se adentró en aquel oscuro pasadizo, pensando en que si se apuraba lo suficiente podría quedar pocos pasos delante de Ry y a justo una manzana del hotel.

«Un poco más, sólo un poco más» se decía a sí mismo, tratando de ignorar sus jadeos de cansancio o Ryan se burlaría de él cuando estuvieran en la cama… pero a decir verdad no le importaba, porque era lo mismo cuando él se burlaba de su delicada y algo afeminada apariencia. Al final, sobrarían las palabras y todo se reduciría a un completo juego donde se explotarían todos sus sentidos.

Casi llegando al final decidió detenerse a respirar un poco, y el chillido de los frenos quemados de un automóvil rasgó el incómodo silencio. Se quedó estático por un momento, su oído le decía que había sido muy cerca, en la calle al final del callejón, y rezaba internamente que no le hubiese sucedido nada al conductor… pero casi inmediatamente el sonido de una colisión de carrocerías de aluminio se añadió, al igual que el grito de una persona.

Sus ojos se abrieron de par en par y una fría sensación invadió su cuerpo, como si se hubiese congelado repentinamente. Aquella voz…

Sin pensarlo, corrió con más fuerza que antes, desesperado, esperando que su agudo y fino oído se hubiese equivocado esa vez. Cuando salió a la luz de la calle principal dudó un momento antes de definir su camino, pero justo volteó a su izquierda y observó un automóvil atravesado y otro en la acera. Corrió hacia allí, porque un chico se hallaba paralizado e incrustado contra aquel arrugado armazón metálico estacionado frente a Broadway. Un chico castaño y de piel nívea. Un chico de rosados labios y ojos color miel abiertos de par en par.

Las sirenas de los bomberos resonaron en el aire, mientras Brendon, saliendo de su shock, tomaba a Ryan entre sus brazos y trataba de tenderlo en el suelo con cuidado.

—Brendon, lo… lo… —trataba de decir, y su voz sonaba como un pitido, muy lejano al timbre que solía tener, y lo hacía toser secamente.

—Shh, no digas nada —le calló, tendiendo sus piernas y tratando de colocar su cabeza en el suelo con cuidado. Una ambulancia ya había llegado, y los bomberos trataban de abrir el vehículo con unas grandes pinzas.

—Mi pecho… me duele… duele mucho… —gimoteaba, sin poder dejar de toser, cuando Brendon se dio cuenta que uno de aquellos hombres le hacía señas a los otros para que fuesen donde ellos se encontraban.

—Tranquilo, no te va a pasar nada, vas a estar bien, yo estoy contigo… —trataba de calmarlo.

Con cuidado, trató de desabrocharle la camisa, y lo que vio fue un espeluznante espectáculo. Se veía una gran mancha purpúrea sobre lo que había sido una piel excesivamente blanca con raspones superficiales que sangraban poco. Al primer intento de tocarlo un gemido de dolor agudo salió de su garganta.

Dos paramédicos corrieron hacia allí levantándolo con cuidado y poniendo debajo de el una camilla. Uno de ellos tomaba el pulso en una de sus muñecas, mientras la otra mano la levantaba dolorosamente y la ponía en la nuca de Brendon, acercando sus rostros. El pelinegro no podía despegar su mirada de los ojos de Ryan, abiertos de par en par, enrojecidos y enmarcados en una especie de sombra negra, mientras su piel y sus labios ahora lucían azulados. Sus brazos, al igual que su pecho y posiblemente parte de sus piernas se encontraban golpeados y magullados por el impacto de la colisión que lo había dejado aplastado contra el otro vehículo. Sentía su débil respiración, que se interrumpía constantemente por la tos.

—El pulso está débil, parece que hay costillas rotas, ¡necesitaremos el kit de reanimación y que envíen otra ambulancia lo más rápido posible! —gritó el paramédico, pero él no lo escuchó. Toda su atención se concentraba en los labios azulados que sólo podían gesticular sin hablar.

«Lo siento, Brendon, no debí…», pero él perdió el contacto visual al acercarse darle un beso en la frente, sintiendo que un incontenible río de lágrimas brotaba de sus ojos. Aún no podía creer nada de lo que estaba pasando, no sabía qué hacer ni cómo debía reaccionar. Sus lágrimas cayeron sobre aquel azulado rostro y por un momento rogó que fuesen como las de fénix que tenían poderes curativos… pero la fantasía no pintaba bien en aquel momento tan bizarro mientras el tiempo transcurría a un ritmo dolorosamente lento. Tomó la mano que él había llevado a su nuca y la acercó a sus labios, con sus dedos entrelazados, y él aún podía apretar la suya.

Al mirar sus ojos de nuevo los vio entrecerrados y en cierta parte podía sentir su resignación. Ya no tosía, porque no se esforzaba para respirar.

«No llores», vio que gesticulaba con dificultad, pero no podía dejar de hacerlo.

—No te vayas, ¡te necesito…! —gimoteó, pero algo le decía que ya no lo escuchaba—. No olvides que te amo.

Sus castaños ojos perdían su brillo hasta que los pesados párpados los cubrieron. La mano sobre la cual acababa de posar sus labios se hallaba fría e inerte dentro de la suya, sin fuerzas, sin voluntad… sin vida.

—¡A un lado! —gritó de nuevo el paramédico, pero no lo escuchó. Apenas sintió que lo empujaba hacia atrás hasta que la mano de Ryan resbaló entre la suya y cayó al suelo en cámara lenta, mientras aquellos hombres jugaban a ser dios, presionando metálicas planchas cargadas de electricidad con el fin de reanimar su corazón que ya no latía, de regresarle la vida que ya no tenía.

Pero guardaba una pequeña esperanza, porque aquello era ilógico, y justamente aquel día, donde todo había sido perfecto, cuando sólo faltaba la guinda para adornar el pastel, cuando todo iba tan bien tuvo que suceder aquella tragedia. De pie, a poco menos de un metro de distancia, tenía su vista puesta al otro lado de la calle, en el edificio donde se estaban quedando, aquella habitación cuya puerta no sabía si sería capaz de atravesar. Sí no se hubiese desesperado, sí no hubiese dicho aquella idiotez de la carrera, quizá estuviesen allí, vivos, felices. Tenía ganas de matarse a sí mismo por estúpido.

—Hicimos todo lo que podíamos hacer —oyó que le decía una voz cuyo dueño ponía una mano en su hombro—, pero murió.

Sintió que el alma se le caía a los pies cuando se atrevió a girar sí cabeza y ver como los otros dos paramédicos colocaban una especie de sábana blanca sobre su cuerpo hasta cubrir su rostro; y las lágrimas volvían a brotar de sus ojos. ¿Por qué Ryan entre tantas personas en el mundo? ¿Por qué él, si era una buena persona y tenía aún tantas cosas por vivir, habiendo tantas personas malas en el mundo que merecían aquello o otros que no valoraban la vida que tenían? ¿Por qué él, la persona que Brendon más amaba en este mundo? ¿Por qué justo en ese momento cuando les faltaban tantas cosas por compartir y una larga vida juntos? ¿Por qué el destino tendría que ser tan cruel?

No, aquello no podía ser cierto. Cayó de rodillas al suelo con el rostro entre sus manos, y sus lágrimas eran sangre que corría por el asfalto, queriendo morir él también. Para mayor ironía podía escuchar por todas partes sólo una frase.

The impossible is possible tonight.

Irónico para la situación, porque aquello era algo que él hubiese encontrado imposible. Sintió que sus venas se iban vaciando y contrayendo al punto de comenzar a dolerle cada parte de su cuerpo. Gritó, como nunca antes lo había hecho, mientras sentía que la oscuridad lo envolvía rápidamente, así como el silencio hacía acto de presencia una vez más, como si estuviese dormido…

Y repentinamente despierta de nuevo en la oscuridad de su habitación, sobresaltado e hiperventilando. Encendió la lámpara de su mesita de noche, y de repente se vio invadido por un arranque de ira y unas incontenibles ganas de matar a su terapeuta con sus propias manos mientras un sudor frío impregnaba la piel de sus manos en sus puños apretados, manos que luego pasó por su cara y su cabello, tratando de despabilarse un poco y borrar aquella horrenda imagen de su cabeza. El cuerpo magullado y frágil, el rostro inexpresivo, los labios azulados y los ojos enrojecidos; ¿cómo podía borrarlos de su memoria? ¿Sería posible que algún día despertara sin pensar en él de esa forma? ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que dejara de sentirse culpable de su muerte? ¿Qué lo mantendría lo suficientemente atado a la vida como para evitar seguirlo y pedirle perdón por su estupidez? Y antes de que pudiese darse cuenta, ya estaba llorando de nuevo.

—Ya, Brendon, tranquilo, nada de esto ha sido tu culpa… —sentía que retumbaba una voz… ¿Spencer? ¿Spencer estaba allí de nuevo?

Cuando había llegado al hotel esa madrugada después de tantos ruegos de parte de los demás para que se fuera a descansar, estuvo a punto de pedir que le cambiaran la habitación, pero la curiosidad había podido más con él hasta llevarlo a abrir aquella puerta a sabiendas que se encontraría con una «sorpresa» inconclusa que le dejaría un sabor aún más amargo en la garganta. Y así fue. La habitación estaba apenas iluminada por la luz proveniente de las lámparas tapadas por pañuelos rojos, una barra de strip-tease plegable se hallaba frente a la cama y al lado de ésta había un bol lleno de chocolate líquido, un dispensador de crema chantilly y un plato lleno de fresas. El corazón se le retorció hasta dolerle dentro del pecho y su garganta se sentía hueca y vacía, y a los pocos segundos se oyeron unos pasos que corrían por el pasillo. Por un segundo pensó que era él, que todo había sido producto de su imaginación o que fue una pesada broma parte de su plan para el aniversario… pero cuando la puerta se abrió era sólo Spencer que trataba de tranquilizarlo mientras lo sacaba de ese cuarto y lo llevaba a dormir a otro. El baterista de su banda, Spencer Smith, con sus brazos fuertes, su tez blanca, su pelo castaño claro que rozaba el rubio y sus ojos intensamente azules.

—Ya, Brendon, tranquilo, nada de esto ha sido tu culpa… —repetía la voz en su cabeza, sacándolo de su sopor…

Pero definitivamente no sonaba como Spencer, ni eran suyos los brazos que lo rodeaban ni el hombro sobre el que ahora encontraba posada su cabeza, que luego levantó para encontrarse con unos ojos que no eran para nada azules, sino de un brillante color ambarino, enmarcados por unas espesas pestañas, en medio de un simétrico rostro enmarcado por mechones de cabello castaño acaramelado. Mientras lo observaba embelesado, apenas sintió que sus finos dedos sujetaban su rostro y trataban de secar la humedad de sus mejillas.

—¿Ry… Ryan? ¿E-eres tú? —tartamudeó, incrédulo. Ryan asintió levemente como respuesta—. ¿Estás vivo?

Ésta vez la respuesta fue negativa, pero en su rostro prevalecía esa expresión relajada y a la vez comprensiva.

—Creo que debí avisarte antes o venir en un mejor momento —dijo, observando el pequeño desastre en el que se encontraba la habitación de Brendon, y un leve sonrojo se asomó en sus mejillas.

—¿A qué te refieres?

—A esto —dijo, levantándose de la cama y tendiéndole la mano.

Brendon tenía muchas preguntas aunque la mayoría le sonaban fastidiosas, incoherentes e imprudentes; pero aquello debía ser su imaginación, aún debía estar soñando, entonces no sería tan malo preguntar…

—¿Eres real? —le preguntó al tomarle la mano.

—Lo soy.

—Pero no estás vivo.

—No, pero eso no me priva de ser real —le contestó con un tono divertido, mientras caminaba hacia la puerta seguido por Brendon.

—¿Adónde vamos?

—A cualquier lugar… sólo sígueme, ¿o ya no confías en mí? —dijo, abriendo la puerta y se asomaba por ella—. ¿Me sigues?

Ryan cruzó la puerta con tranquilidad seguido por un dudoso Brendon que esperaba salir al pasillo en vez de a aquel lugar tan lleno de luz y fuera de contexto… pero aquello simplemente confirmaba que de verdad estaba soñando. La claridad lo cegó por unos momentos, haciéndolo taparse los ojos con las manos, tratando de despertarse un poco más. Un fuerte olor llegaba a su nariz, un olor de… ¿chocolate?

Ahora estaba en una bonita cafetería de estilo retro, bien iluminada, colorida, con maquinas de dulces, fuentes de chocolate y blancos y rojos bastones de caramelos. Hacia lo que parecía ser la cocina había coloridas máquinas de café. En una de las mesas habían dos enormes vasos de vidrio llenos de merengada de chocolate, coronados con crema chantilly y una guinda roja y brillante. Y él ya no tenía puesto el pantalón del pijama, sino estaba vestido con jeans, tenis, camisa y chaqueta; igual que Ryan. Se sentaron uno al lado del otro en aquella mesa, y no podía despegar sus ojos de Ryan mientras tomaba un sorbo de su merengada, anonadado y confundido aún.

—No te preocupes, mañana te dirás una y otra vez que esto fue sólo un sueño, pero… —le dijo, apartando el vaso aún lleno y sujetándole las manos, con sus ojos ambarinos clavados en los suyos—. Es la única forma en la que pude venir a verte de nuevo…

Lo tenía frente a él y aún no tenía valor suficiente para contenerse. Pensaba en que de todas formas jamás volvería a tenerlo vivo con él, y seguía sintiéndose un tonto, mientras sus ojos volvían a humedecerse hasta el punto de que en cualquier momento comenzaría a llorar de nuevo.

—No, por favor, no llores… no soporto verte llorando así —se alarmó, sujetándole las manos con más fuerzas—. No hay nada por qué llorar, yo no estoy tan mal para eso… morir no es tan malo como parece, lo único malo es… es que te extraño muchísimo… —hizo una pequeña pausa para respirar profundo y relajarse de nuevo—. Pero no quiero sacarte de éste mundo y llevarte conmigo, no aún. Tienes una larga y hermosa vida por delante, y tienes que vivirla y disfrutarla al máximo… y lo más importante: quiero que seas feliz.

—No puedo… sin ti, no puedo… —gimoteaba, mientras las lágrimas volvían a correr por su rostro y eran vueltas a secar por las delicadas manos de Ryan.

—Claro que puedes serlo… tienes que ser feliz o de lo contrario no podré volver a verte nunca más, menos si llegaras a quitarte la vida —le reprochó con un tono de preocupación mientras sujetaba su rostro entre sus manos y lo acercaba al suyo—. Además, así es como quiero acordarme de ti: como una persona alegre y risueña… suena estúpido pero me encanta tu forma estruendosa de reír, amo cada vez que lo haces, amo cada una de tus locuras y tus bromas sin sentido —dijo, sin poder contener una sonrisa y logrando una risita por parte de Brendon—… Brendon, yo te amo, y no sabes cuánto te agradezco ese año que pasamos juntos y todo ese tiempo desde que nos conocimos… y la única forma en que yo puedo estar bien es sabiendo que tú estás bien.

Brendon respiraba de forma más calmada, perdiéndose en el tono ámbar de los ojos de Ryan, casi pudiendo ver el reflejo de los suyos propios en las pupilas del castaño. La verdad era que no tenía palabras para responderle, no sabía qué decir ni qué hacer ni cómo actuar, sólo quería que el poco tiempo que le quedara con él no pudiera olvidarlo jamás.

—Yo también te amo… y si tú estás bien… pues eso bastará para que yo también sea feliz…

—Promételo. Promete que serás feliz —lo interrumpió Ryan.

—Lo prometo, y nunca he fallado a una promesa —dijo casi en un susurro, dejando una de sus manos perderse entre el castaño cabello de su novio.

—Lo sé —respondió, dejando un efímero beso en la comisura de sus labios—, lo sé…

Un momento después sus labios estaban unidos en un dulce beso que parecía romper barreras del tiempo y el espacio, un beso de ensueño y psicodelia… hasta que la luz tan intensa de la cafetería desapareció y cuando Brendon volvió a abrir los ojos estaba de nuevo sentado sobre el colchón de su cama con la espalda recostada del copete y Ryan a horcajadas sobre su regazo. En un momento de lapsus, sus manos se movieron hasta las caderas del castaño y las acercó más a él, no podía evitar la intensa atracción sexual que había complementado su relación… pero por un momento pensó en la condición en que estaba y se detuvo.

—¿Por qué no? Aún te debo el regalo del aniversario y una despedida… claro, sólo si quieres… —dijo, con un cierto toque de picardía en su voz.

—Nunca vas a cambiar, ¿verdad?

—Éste es tu sueño, no creo que tengas algún problema en volverlo uno húmedo.

Le tapó los ojos por un momento y cuando se los destapó estaba en la misma habitación donde tenían que haber pasado la noche del aniversario, con la misma barra de strip-tease, la misma media luz rojiza y los mismos «aderezos» a un lado de la cama… sólo que ésta vez sí estaba quien había faltado la última vez.

—Espera, entonces… ¿esto es de verdad o está todo dentro de mi cabeza? —preguntó Brendon, sujetando la cintura de Ryan antes de que éste se bajara de la cama, en cambio, lo que hizo fue soltar una carcajada.

—Qué suceda dentro de tu cabeza no quiere decir que no sea real…

—¿Cómo sé qué puedo creer eso?

—Mañana… cuando te asomes por la ventana… verás una lluvia de estrellas, justo al alba… entonces me creerás —le respondió entre besos, tomando una de las fresas que estaban al alcance de su mano, bañándola en el chocolate y rodándola «accidentalmente» por el hombro de Brendon, dejando un delgado rastro marrón sobre su clavícula—. Entonces, ¿qué dices?

—Que estoy dispuesto a tener el mejor sueño de mi vida… y a ser el hombre más feliz del mundo —respondió, tomando la mano de Ryan que tenía sujeta aquella frutilla y llevándosela a la boca para morderla sin que él la soltara.

—Y así es como quiero recordarte.

Una luz se colaba por sus párpados, a pesar de que estaba seguro que aún no debía ser de día ya que aquella era la inconfundible luz de la lámpara del techo.

—Brendon… Brendon, despierta —lo sacudía suavemente Spencer, podía reconocer su voz fácilmente—. Jon y yo pensamos que sería buena idea darnos un break, pensamos en pasar unos días acampando en la montaña, ¿qué dices? ¿vienes con nosotros?

—Mmm… cinco minutos más… —se quejó el moreno, tapándose el rostro con la sábana.

—No, si quieres ir, tienes que arreglar tu equipaje YA porque salimos en veinte minutos —se oyó esta vez la voz de Jon.

—¿Qué hora es, Spencer?

—Las cinco y diez —respondieron los otros dos al unísono.

—No sé, es muy temprano…

—¿Seguro que no harás ninguna locura si te dejamos aquí? —preguntó Spencer, no muy convencido.

—Ya va, por lo menos déjenme despertarme… —dijo, sentándose sobre la colcha y estrujándose los ojos.

—Vaya que te ves mucho mejor… al menos no tienes esas ojeras de ayer —comentó el rubio.

—Te tomaré la palabra —dijo Brendon, levantándose de la cama y estirando sus músculos—. Me daré una ducha y luego arreglo todo. No vayan a irse sin mí.

Mientras estaba debajo del agua, imágenes de su último sueño (increíblemente mas vívido y real que cualquiera que hubiese llegado a tener antes) inundaban su cabeza. Había soñado de nuevo todo el accidente de aquel día, pero también con un Ryan que decía que había venido a verlo, un Ryan que le decía que fuera feliz y luego su imaginación voló hasta lo que hubiese sucedido la noche del aniversario si Ryan no hubiese muerto…

«Fue un sueño, Brendon, sólo un estúpido sueño…» se reprochaba a sí mismo, se suponía que no debía caer en esos trucos que le jugaba su mente.

Salió del baño con la toalla amarrada en su cintura y se vistió lo más rápido que pudo, para luego comenzar a lanzar ropa de excursión en un bolso, sin importarle si se arrugaba o no…

—Diez minutos y contando —dijo Jon, entrando a la habitación a ver qué hacía, y luego caminó hasta la ventana y descorrió las cortinas—. Wow… ¡miren esto!

Spencer, que estaba en el pasillo, entró rápidamente a mi habitación a observar la ventana al lado de Jon. Cuando acabé mi equipaje fui a ver qué era lo que tanto les fascinaba… y lo que observé fueron un montón de estrellas fugaces rayando el cielo azul marino que comenzaba a desteñirse con el alba en el horizonte.

«Mañana… cuando te asomes por la ventana… verás una lluvia de estrellas, justo al alba… entonces me creerás.»

No, entonces no fue un sueño. Mientras veía aquella lluvia de estrellas sentía como si estuviese él detrás, abrazándolo y deseándole un buen viaje, y la verdad era que quizá no estuviese tan equivocado. Y una tonta sonrisa se pintó en sus labios.

—¡El último que llegue al auto tendrá que armar la carpa solo! —gritó, corriendo fuera de la habitación sin poder contener la risa, mientras sus amigos le siguieron gritándole que los esperara… y sorprendidos de que increíblemente Brendon había vuelto a reír después de todo.

By: gabypunk15

lunes, 20 de julio de 2009

Can’t understand. I’ll slow it down for you

Me duele el trasero. He estado todo el día sentada aquí. Creo que ya puedo categorizarme como Nerd, me la paso todo el día jugando Jedi Academy/ Battlefront y me obsesioné demasiado con Star Wars (aunque tampoco pa tanto como pa comprarme una espada laser (???) Aunque mi primo tiene una *se pone la mano en la barbilla y pone la cara de pensadora*)... Curioso xD

Hoy tuve ganas de escribir un fan fic hetero (???) Pero me ganó la paja y me fui a jugar a lo nerd ._.

Se me acaba de ir la inspiración por distraerme haciendo boludeces ._.


Playing: We made you ; Eminem

sábado, 18 de julio de 2009

Does your husband know the way that the sunshine gleams from your wedding band?

Me aburrí del estilo anterior, mucho negro (habla la tipa que no tiene otro color para vestirse).

Tengo sueño, pero me dije a mi misma 'Javiera... Tienes que escribir algo coherente y no muy corto, please' Pero no sé si pueda cumplirlo *le llega un rayo*

Bueno... Ayer vino la Camila a mi casa :D *salta como loca* Y vimos Harry Potter.

Llegamos como 15 minutos antes de que empezara, ya habíamos comprado las entradas en la mañana para no llegar a hacer la cola ._. Bueno... Fuimos a la sala, compramos cabritas y todo... Vimos la sala y la fila era LARGUISIMA. La seguimos hasta el final y llegamos al primer piso. (conste, la sala era en el tercero) Y en una de esas llega mi primo y nos dice VENGAN!!! y corrimos ._. la camila y yo con cabritas en la mano que casi se caían XD ._. *se sociega*. La cosa es que en medio de la subida (?) unas tipas empezaron a decir 'Se están colando... Oye sabian que estamos aquí hace rato?' i fue como... si ._. XD y subimos y mi primo dijo... se fue... XD y era porque tenía una amiga que nos iba a colar ._. y llega mi otro primo y dice 'Por aquí' Y nos colamos en la fila ._. y igual quedamos adelante... Ensima de la pantalla X____X y bueno el transcurso de la película fue bueno (?) Encontré genial la película, pero la Camila no porqe ella lee los libros *la escupe*

Y despues nos vinimos a mi casa y estuvimos webiando como hasta las 1? 2? quien sabe XD La camila no me dejaba dormir con su musiquita a todo volumen ¬¬ *le rompe el mp3*

Y al día siguiente *da vuelta una página* fuimos a la junta |: xD pero primero al portal para comprarme la polera *la mira* *le sonrie* *vomita en la polera* *corre*

No puede ser mas bonita .___. osea sí pero no (?)

Emm... que más tengo que contar'??? *se frota la barbilla* TENGO QUE HACER EJERCICIO URGENTE *va a un gimnasio a media noche* *no hay ninguno abierto* *vuelve a su casa* *la asaltan*

Que hago que hago *se frikea*

Yo como sano D: y hago ejercicio XD la mayoría de la gente que conozco y que es flaca come puras papas fritas todo el día y no hacen ejercicio i aún así tienen la mea figura k9 xD

Creo que voy a escribir menos que las niñitas esas *las apunta* XD

Tengo sueño. Faltan quince minutos para las 1 ._.

AMO A LA LINA :$ *corre* XD

Me casé CHAN. No había hablado de eso AQUI xD

Pero bueno. Ya lo saben XD



Esto fue... Ehm... Digamos que... *mira a ambos lados* Era... Quien sabe qué XD


Bueno, me voy a dormirmele (?) XD *flaite*

miércoles, 15 de julio de 2009

OH GLORY

if i wake in the morning i'll only need two more miracles to be a saint. everything I promised everyone I'd be, well I just ain't. lately it seems like, everybody's sick, everybody's died. build myself a wall up on happy highs, knowing my heart knows my head is lying, lying. oh, glory...





domingo, 12 de julio de 2009

sometimes we take chances, sometimes we take pills

QUIERO UNA HERMANA ._. SRSLY, NO ME IMPORTA LA EDAD (?) QUIERO UNA HERMANA D: ME SIENTO TAN SOLA ._. NO TENGO A NADIE CON QUIEN PELIAR (?) A NADIE QUE ME ACOMPAÑE SIEMPRE ._. A NADIE A QUE LE PUEDO CONTAR TODO CUANDO LLEGO A MI CASA (?) A NADIE QUE ME ACUSE ;____; QUIERO UNA HERMANA *PONE UN ANUNCIO EN LAS PÁGINAS AMARILLAS*

OK BASTA DE MI NECESIDAD DE TENER UNA HERMANA ._. VAMOS AL GRANO *APUNTA SU ESPINILLA*
ME OBSESIONÉ MUCHO CON 20 DOLLAR NOSE BLEED

ESQUE... ES COMO ._. NO SÉ. ME EMOCIONA LA PARTE DONDE CANTA BRENDON, ES TAN SEXUAL 1010
NO HE PARADO DE ESCUCHAR LA MALDITA CANCIÓN. LA ESCUCHO CUANDO DUERMO (?) CUANDO DESPIERTO, CUANDO COMO, CUANDO ESTOY EN EL BAÑO, CUANDO CANTO CON AMIGOS, CUANDO HABLO POR TELEFONO CON AMIGOS *A LO HOW TO BE EMO*

ES TAN FUCKING AMAZING *-*

PERMANENT JETLAG, PLEASE TAKE ME BACK, PLEASE TAKE BE BACK. I’M A STRAY DOG SICK, PLEASE LET ME IN. WHEN LIFE KEEPS TRIPPING, SINGING VOWS BEFORE WE EXCHANGE SMOKE RINGS ♫






(FOTO DEL SOSPECHOSO)


BUENO, AHORA, A LA OTRA ESPINILLA.

AHORA CREO EN EL AMOR A PRIMERA VISTA (?)

DESDE LA PRIMERA VEZ QUE ESCUCHE OH GLORY ME ENAMORÉ COMPLETAMENTE DE ÉL ♥

BRENDON, SPENCER, LOS FELICITO ._. *LES DA UNA MEDALLA Y UN DIPLOMA*




._. *APLAUDE* *LO ESCUCHA 20 VECES MAS*

RYAN, RYAN, QUERIDO RYAN (?), LAMENTABLEMENTE, NO TE EXTRAÑO PARA NADA :D

ADIÓS

JAVI! AT THE DISCO ._. OK NO XD

lunes, 6 de julio de 2009

I CAN'T FEEL WORSE

To Whom It May Concern

July 6th, 2009

Ryan Ross and Jon Walker will be leaving Panic at the Disco to embark on a musical excursion of their own. Though the four of us have made music together in the past, we’ve creatively evolved in different directions which has compromised what each of us want to personally achieve. Over the years, we have remained close and honest with each other, which helped us to realize that our goals were different and that parting ways is truly what is best for each of us. We are all excited for the future, you should be too.

-Ryan & Jon

Stay posted to the Panic site for updates on Ryan and Jon’s new project, as well as a message from Brendon and Spencer who will continue on as Panic At The Disco. All touring and album plans for Panic will continue as previously announced.



Aún no puedo creerlo.
Nunca pensé que este día iba a llegar.
Osea, sí. Pero nunca lo ví tan encima.
Culpo a Ryan por todo

Lo único que me queda, es escuchar sus canciones que me hacen feliz.
Gracias Panic At The Disco.